"Todos buscamos algo, la mayoría no sabemos qué es. El hombre pasa más tiempo en búsquedas sin sentido que en hallarse a si mismo". ::Philip, el maestro pokemón::
El síndrome Pokemón llegó para quedarse. Ser un maestro pokemón es, y sigue siendo, el sueño húmedo de muchos pubertos y hombres de mediana edad que no han dejado su etapa infantil. Salir a las calles como zombies en busca de animales fantásticos mejor conocidos como "pokemones" es en verdad un espectáculo que raya en lo cómico, sorprendente o hasta lo absurdo. El hombre en busca de lo que no ve y no existe, en vez de buscar algo que realmente trascienda y mejore su entorno y propia vida.
No hay nada de malo en ello, quizá sea cierto. Sin embargo, es un fenómeno social que muestra que nuestras prioridades como sociedad tan solo son llevar una vida hedonista. Una vida en la cual la moda se apodera de las mentes más frágiles y sumisas. "Si el vecino tiene tal cosa, yo la quiero".
Un hombre que solo busca el placer inmediato no busca mejorar como persona ni mucho menos el mundo en el que vive. Copular cuando tenga la ocasión, poseer objetos y propiedades, y esperar el reconocimiento popular es el estilo de vida del hombre masa, del hombre moderno.
Los gimnasios , estadios o cualquier espacio de aglomeración de masa humana será objeto de visita para los maestros pokemones de esta época. Demos la bienvenida a la decadencia del libre pensamiento humano. Dejemos que la élite decida que es lo mejor para nosotros. La Filosofía dejará de impartirse en los colegios. Será relegada a una materia de relleno. Regocijémonos de que los huérfanos de sofía vivirán con un velo de ignorancia que cubrirá sus ojos para que no contemplen lo que está más allá de sus sentidos, se su vida, de la realidad fantástica a la que pertenecemos.
Alegrémonos pues que niños y hombres de mente infantil persigan su sueño de ser maestros pokemones. Que su conciencia permanezca refugiada y escondida por la vergüenza de no ser manifestada. Sigamos la moda, sigamos al hombre masa, a la sociedad masificada. Dejemos de pensar y caminemos a buscar pokemones. Persigamos lo que no existe y no se puede ver ni tocar. Al fin al cabo que solo es un juego ... si claro así es ¿por qué tendría que ser otra cosa? ¿un experimento social para ver que tanto la gente sigue las modas? ¿un complot mundial ?. Solo algunos lo sabrán. Mientras tanto las mentes comunes descargarán e instalarán Pokemon Go en sus dispositivos móviles. que sigan su camino, que sigan sus vidas buscando algo intrascendente. ¡Vivamos y dejemos morir en paz! . Mientras tanto, el filósofo tendrá tiempo para cavilaciones y sentar bases a su propio pensamiento. El mundo transitorio y circunstancial nos espera, vivamos.
El síndrome Pokemón llegó para quedarse. Ser un maestro pokemón es, y sigue siendo, el sueño húmedo de muchos pubertos y hombres de mediana edad que no han dejado su etapa infantil. Salir a las calles como zombies en busca de animales fantásticos mejor conocidos como "pokemones" es en verdad un espectáculo que raya en lo cómico, sorprendente o hasta lo absurdo. El hombre en busca de lo que no ve y no existe, en vez de buscar algo que realmente trascienda y mejore su entorno y propia vida.
No hay nada de malo en ello, quizá sea cierto. Sin embargo, es un fenómeno social que muestra que nuestras prioridades como sociedad tan solo son llevar una vida hedonista. Una vida en la cual la moda se apodera de las mentes más frágiles y sumisas. "Si el vecino tiene tal cosa, yo la quiero".
Un hombre que solo busca el placer inmediato no busca mejorar como persona ni mucho menos el mundo en el que vive. Copular cuando tenga la ocasión, poseer objetos y propiedades, y esperar el reconocimiento popular es el estilo de vida del hombre masa, del hombre moderno.
Los gimnasios , estadios o cualquier espacio de aglomeración de masa humana será objeto de visita para los maestros pokemones de esta época. Demos la bienvenida a la decadencia del libre pensamiento humano. Dejemos que la élite decida que es lo mejor para nosotros. La Filosofía dejará de impartirse en los colegios. Será relegada a una materia de relleno. Regocijémonos de que los huérfanos de sofía vivirán con un velo de ignorancia que cubrirá sus ojos para que no contemplen lo que está más allá de sus sentidos, se su vida, de la realidad fantástica a la que pertenecemos.
Alegrémonos pues que niños y hombres de mente infantil persigan su sueño de ser maestros pokemones. Que su conciencia permanezca refugiada y escondida por la vergüenza de no ser manifestada. Sigamos la moda, sigamos al hombre masa, a la sociedad masificada. Dejemos de pensar y caminemos a buscar pokemones. Persigamos lo que no existe y no se puede ver ni tocar. Al fin al cabo que solo es un juego ... si claro así es ¿por qué tendría que ser otra cosa? ¿un experimento social para ver que tanto la gente sigue las modas? ¿un complot mundial ?. Solo algunos lo sabrán. Mientras tanto las mentes comunes descargarán e instalarán Pokemon Go en sus dispositivos móviles. que sigan su camino, que sigan sus vidas buscando algo intrascendente. ¡Vivamos y dejemos morir en paz! . Mientras tanto, el filósofo tendrá tiempo para cavilaciones y sentar bases a su propio pensamiento. El mundo transitorio y circunstancial nos espera, vivamos.
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